sábado, 13 de marzo de 2010

First tale: La Escritora



La escritora


Se tumbó en la fría y más bien destartalada cama, encendió su último cigarro y, aspirando con una mezcla de ansia y agotamiento, observó cómo las volutas de humo azul ascendían mezclandose con el gris del humo exalado por sus pulmones. Ambos ascendían lentamente en una sensual y leve danza hasta alcanzar el punto culminante, hasta formar un pequeño mar flotante de dióxido.

Reflexionaba sobre lo último escrito, le gustaba mucho, tanto tema como forma y estructura, cómo las palabras iban hilvandas de forma leve e indestructible, como si al eliminar una el Todo careciese de sentido. Ya podía su mundo tener tanto sentido.

Los desconchones grises en su blanco techo la miraban con la misma displicencia que su rostro mostraba, el mismo gesto impasible y desencantado. Mientras, su pequeño hurón albino recorría su cuarto en un brote de hiperactividad psicótica
- ¡¡ Newton, deja de comerte mis botas!!

Las últimas líneas la complacieron especialmente, aquellas en que todo el escrito cobraba sentido y coherencia, aquellas en que el lector descubría que quien narraba la historia, la prostituta, solo tenía catorce años
¡Ah! la tristeza y la desolación que la imbadían desde dentro, salían fuera por las yemas de sus dedos tiñendo la pantalla de su ordenador de patitas de mosca negras, del rojo de sus entrañas
La sensación de oscuridad que cada vez la embargaba más a menudo se estabilizaba con cada CLAC del teclado, su pequeño dormitorio retumbaba

CLAC CLAC CLACL CLIC CLAC CLAC CLACACLAC

Como lo haría un corazón mecánico, un corazón biónico, un pecho relleno de prótesis para seguir funcionando, como un Holter traduciendo los latidos a lecturas binarias.



Mientras ella se dejaba llevar por la destrucción, mientras se regodeaba en autocompasión, mientras la convertía en letras para no volver a recordarle a él...
MIENTRAS
Alguien buscaba huir de ese estado, intentaba no volver a ESE MISMO ESTADO que ya había sufrido antes y que realmente no lleva a otra cosa que más oscuridad...
Alguien destruía sus convenciones mentales y cometía un error tras otro sólo para no cometer el peor de todos... volver a pensar en la escritora



Al final ninguna consiguió su propósito

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